A lo largo de la historia las Islas Canarias han estado presentes con la leyenda de las tierras con un halo de misticismo que se ubican más allá de lo que son Las Columnas de Hércules, el camino del Mar Tenebroso o el estrecho de Gibraltar. Siendo muy recurrente para un sinfín de autores clásicos situar este punto como El Paraíso.
Plinio nos habla de una expedición que se envió por orden del mauritano rey Juba y al regresar le llevaron como recuerdo del lugar enormes perros de los cuales se origina el nombre archipiélagos: Canarias derivada de la palabra Can o carnes.
Siempre en las narraciones legendarias se mencionaba a Tenerife o también llamada Nivaria por la inmensa montaña nevada que se podía ver a kilómetros de distancia a la redonda que nacía por encima de las nubes más altas, originando una linda e impresionante estampa a esos viejos navegantes.
Guanches: Llamados así a los habitantes prehispánicos de Tenerife, cuya vestimenta era a base de pieles y que según la historia desconocía el arte de navegar, es sorprendente como enterraban a sus muertos con tanto cuidado, trabajaban el barro aun desconociendo el tono y tallaban afiladas puntas a base de piedras volcánicas.
La mayoría de los autores de la antigüedad y de la vida moderna, se refieren a las islas Canarias como los restos visibles y más elevados de lo que fuera un contienen que se hundió “La Atlántida” Y sus habitantes (guanches) por lo tanto serían los descendientes de los atlantes, es decir serían los hijos y los nietos de los habitantes de ese lugar de leyenda quienes al momento del cambio se vieron obligados a transformarse en isleños.
De ahí la forma que tienen ahora las Islas Canarias y muy en particular Tenerife. Un lugar sumamente atractivo para el turismo nacional y mundial.
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